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lunes, 9 de enero de 2017

Momentos Sublimes en las Canciones

Hay canciones que duelen más que los golpes que te da la vida

El otro día, en un puesto de tacos, apareció un señor con guitarra en mano y se puso a cantar la de Amor eterno de Juan Gabriel. Yo hice como que no lo escuchaba mientras le ponía salsa a mis tacos, pero en mis adentros iba desmenuzando la letra y me dolían todas y cada una de las notas de la canción. Cuando la guitarra se detuvo y la voz se apagó, tuve que decir que el picante estaba muy fuerte para justificar mis lágrimas y como que a todos las personas del lugar les pasó lo mismo porque llorábamos ha rienda suelta…

De camino al aeropuerto, el conductor del Uber iba cantando un tango triste sobre una mala mujer y entonaba el estribillo con una voz tan desgarradora que terminé por entender su sufrimiento. Cuando llegamos a la terminal y me entregó la maleta, le di un abrazo de esos que pegan todas las partes rotas del corazón y le dije que el tiempo se encargaría de curar cualquier herida pero que no tratara de borrarla porque las cicatrices eran como insignias que todo guerrero con más de mil batallas en el amor debe tener. El conductor no dijo nada, solo me vio y empezó a llorar como si nunca lo hubiera hecho en su vida, y antes de abordar el avión descubrí que yo también odiaba a esa maldita mujer…

En el avión, la aeromoza me preguntó que si todo estaba en orden y le dije que sí, que pensaba dormir para soñarte porque soñar contigo era como estar despierto dos veces y que a pesar de que estaríamos lejos nuestro amor nos acercaba cada vez más y eliminaba  todas las barreras físicas y las distancias geográficas. Al oír esto, los demás pasajeros comenzaron a amarse en los pasillos y baños mientras el piloto cantaba por el altavoz Perfume de gardenias

En uno de los controles de seguridad me preguntaron que si "business or pleasure" y les dije que no way, que no way porque tu Amor no es negociable y lo único que me da placer es estar a tu lado y aspirar tu esencia de florecita primaveral sacada del jardín de Versalles. El oficial se quitó su gorra de Donald Trump, oprimió un botón rojo y mientras sacaba un guante blanco silbaba al borde del llanto la tonada de Love Hurts...

Fue hermoso!

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