Algunos momentos hermosos cotidianos:
En plena madrugada el vecino andaba cantando con mucho sentimiento y como
todo amo de casa responsable salí a pararle el pedo, pero cuando lo vi
completamente destrozado y reconocí en el brillo de sus ojos el dolor del
desamor me patrociné un par de botellas de tequila y nos pusimos a cantar como
dos perros solitarios en una noche sin luna…
Aprovechando las lluvias de ayer, una persona me marcó por la mañana
para tratar de venderme una lancha pero les dije que no, que no porque nuestro
amor es la única balsa aprueba de todo capaz de atravesar el triángulo de las
bermudas sin ningún problema, porque tus besos son la vela que dirige mi
destino y tu melODIOSA voz me sirve de faro para mostrarme el camino hacia tu
puerto pues a fin de cuentas sólo soy un pobre náufrago que está perdido y sin
brújula en la inmensidad de tu geografía marítima. El vendedor empezó a llorar
y con voz entrecortada me dijo que le había devuelto la esperanza en el amor...
En un capítulo de "El Precio de la Historia", un hombre llegó
con doce cajas grandes llenas de cartas de un viejo amor que le pagó mal. Las
cartas estaban ordenadas por fecha y llevaban cintas de colores que
representaban el grado de tristeza que le producía volver a leerlas. Preguntó cuánto
le ofrecían. Rick tuvo que hablarle a dos especialistas y al final le dijo que
le daba dos cervezas y el teléfono de su prima que estaba soltera y a la orden.
Ese día cerraron temprano la tienda para leer lo que le había escrito aquella mujer
desalmada y traicionera: al final todos lloraron…
El otro día se subió al autobús una mujer y se puso a cantar la de
"Así Fue" de Juan Gabriel. Yo hice como que la ignoraba desviando la
mirada hacia la ventana, como si estuviera abstraído en el paisaje de cemento y
caos de las calles pero muy en el fondo la acompañaba en el coro, y si la señora que dormía en el asiento de al lado me hubiera dejado pararme, habría gritado a los cuatro vientos que tenía todos los síntomas del
peligroso y milagroso mal de amores. Cuando la mujer pasó por los asientos pidiendo cooperación, le
di todo mi dinero y le entregué un post-it que llevaba escrito “Yo te ayudo a que
lo ayudes a olvidar el pasado…
…Fue hermoso.
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